viernes, 31 de octubre de 2014

Festival Beefeater In-Edit 2014 (I)
















Nueva edición del In-Edit Beefeater, con bastantes títulos interesantes a priori. A continuación une resumen de lo visto hasta ahora.


A spell to ward off the darkness


La sinopsis prometía un film inusual y lo cierto es que se trata de un trabajo muy rara avis pero con el que, por desgracia, no conecté en ningún momento. La secuencia inicial de casi 10 minutos, una panorámica desde un bote en un río, en medio de una oscuridad casi absoluta, fue la primera piedra de toque que puso a prueba la paciencia del que suscribe. A partir de aquí, la película narra el recorrido metafísico de un personaje que empieza sus andanzas en una comuna en Estonia; luego pasa a vivir solo en un bosque en Finlandia y acaba liderando una banda de Death Metal en Noruega.




El film, creo, pretende presentar diferentes dicotomías: el contraste entre la luz y la oscuridad; entre la soledad y la vida en sociedad, entre el silencio y el ruído... Visualmente atractivo, vocación experimental pero sin un hilo narrativo claro y con un mensaje, si lo hay, muy críptico. Tampoco acabo de ver su relación con la música, quitando la parte final. En la sala, división de opiniones: tímidos aplausos al final que contrastaban con el incesante goteo de deserciones a lo largo de toda la proyección.



160 metros. Una historia del rock en Bizkaia


Es paradójico que haya tan poca distancia entre una margen y otra pero sobre todo en aquellos años, finales de los 80, principios de los 90, era bastante evidente que eran dos mundos. No eran dos mundos aislados, no eran dos mundos que no estuvieran interrelacionados, no eran dos mundos aparte. Pero eran dos mundos.

160 metros separan Getxo y Portugalete; la distancia geográfica, pero también psicológica y social, que hay entre la margen izquierda y la derecha de la ría del Nervión. Un paseo en gabarra y la construcción del Guggenheim sirven de catalizador de la historia del rock en Bizkaia, que se centra en la dicotomía entre la contestación social de la orilla izquierda, con grupos punk de inspiración británica, como Eskorbuto, Zarama o Parabellum; y el espíritu Indie de clase media de la derecha, lo que se conocería más tarde como "Getxo Sound", con grupos más orientados al Pop y al Afterpunk como El Inquilino Comunista, Los Clavos, Cancer Moon o Electrobikinis.




Es un documental muy interesante sobre todo para los que, como yo, no conocen las entretelas de esa época y ese lugar. Y lo es sobre todo por su enfoque interdisciplinar: aparte de hablar sobre música, siguiendo la estructura clásica de entrevistas con músicos, periodistas, responsables de sellos, etc., se recurre también a la economía, la industria o el urbanismo, elementos que influyeron sobremanera en la escena y contribuyeron a moldear el carácter de las iniciativas musicales surgidas en ambas márgenes. Un montaje ágil y los interesantes testimonios hacen que el film pase en un suspiro; pienso que diez o quince minutos más de duración le hubieran venido muy bien para acabar de rematar. Buen sabor de boca. 



Beautiful Noise


My Bloody Valentine eran un chiste, una banda con mucho Hype. "Loveless" es un disco muy sobrevalorado y eso que lo publiqué yo.

La historia no escrita de la movida shoegaze, de esas bandas que parecía que tocaban para ellos mismos y que hacían sonar las guitarras como si fueran otro instrumento, personificada en tres grupos: Cocteau Twins, The Jesus & Mary Chain y My Bloody Valentine, aunque también se hace referencia a otras como Ride, Slowdive, Swerdriver, etc. Testimonios de Relumbrón como Robert Smith (The Cure), Trent Reznor (Nine Inch Nails) y Billy Corgan (Smashing Pumpkins), que parece que le ha cogido afición a esto de aparecer en documentales.




Otro film muy atractivo, que sigue el cánon tradicional de testimonios de primera mano, imágenes de actuaciones en directo y entrevistas. Quizá el momento más impactante es el intercambio de sopapos dialécticos (para muestra la cita de más arriba) entre Kevin Shields (My Bloody Valentine) y Alan McGee (el capo de Creation Records), que un hábil montaje convierte en una escena francamente divertida. Muy recomendable, tanto para fans de estos grupos como para cualquiera que no los conozca y quiera profundizar un poco. Muy bueno.


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