viernes, 17 de julio de 2009

"Watchmen": ¿Una adaptación fallida?


...no es hasta Watchmen, y quizá solamente en Watchmen, cuando guionista y dibujante recaban sobre sí mismos la labor de llevar la historieta un paso más allá, haciendo desde dentro del cómic aquello que sólo puede hacerse en el cómic, un divertimento y a la vez una reflexión, una exploración de sus enormes posibilidades como medio y a la vez un homenaje, un guiño, incluso un sarcasmo. La enorme fuerza de Watchmen, y lo que dificulta su trasvase a otro medio (la novela o el cine) es que nunca deja de ser consciente de su condición de historieta, y que explora y explota los instrumentos de narración del cómic...

Rafael Marín, "W de Watchmen"


La versión cinematográfica de Watchmen no se ha convertido, para disgusto de sus productores, en el Blockbuster que muchos esperaban: a día de hoy lleva recaudados 107 millones de dólares, lejos de los 407 de Batman, el caballero oscuro, de los 403 de Spiderman e incluso por debajo de los 154 de la muy flojita Los cuatro fantásticos, por poner algunos ejemplos de películas basadas en personajes de cómic.

El "problema" de Watchmen es que no se trata de una película de superhéroes al uso, como su campaña de publicidad parecía insinuar: de hecho es un film oscuro, violento y con una notable carga sexual implícita, en definitiva, no apto para todos los públicos.

En realidad la materia prima de la que se parte no es un prodigio de comercialidad: Watchmen, a pesar de ser una obra clave de la historia del cómic, es más una obra de culto que un cómic popular. En este sentido conviene recordar que, a pesar de que se ha comercializado mayoritariamente en formato de novela gráfica, Watchmen fue concebida originalmente en la segunda mitad de los ochenta (en plena crisis creativa y de popularidad del cómic) como una maxi serie limitada de 12 números, por lo que sus personajes carecen de la carga icónica que sí tienen algunos de sus congéneres de DC (Superman o Batman) o Marvel (Spiderman, Iron Man o X-Men), todos ellos en activo ininterrumpidamente desde los años 60 y sus correrías grabadas a fuego en el inconsciente de varias generaciones.

La trama tampoco es un prodigio de acción, ya que el argumento plantea básicamente una reflexión social y política, en la cual los trompazos y decibelios (aunque también los hay en la película) al estilo de los Transformers de Michael Bay están un poco fuera de lugar. Es más, si no se tienen referencias previas o no se ha leido el cómic, la narración puede resultar un tanto extraña y "fría". A todo ello hay que añadir que el aspecto Camp (e incluso ridículo) de los uniformes de los Minutemen difícilmente puede captar la atención de un público acostumbrado a todo tipo de gadgets tecnológicos que, además, posiblemente no esté familiarizado con los personajes. Visto lo visto, pues, es casi lógico que Watchmen haya pinchado en taquilla.

Dejando de lado el aspecto comercial de la película, cabe plantearse si desde una perspectiva, digamos, "artística" Watchmen es una buena película. Antes que nada hay que partir de la base que el cómic original es muy difícil de trasladar fielmente a otro formato, como pone de manifiesto Rafael Marín en su excelente libro W de Watchmen (publicado por Dolmen Editorial), que disecciona de manera impecable el proceso de gestación y creación del cómic de Alan Moore y Dave Gibbons. Watchmen es como una cebolla: quitas una capa y debajo queda otra, y debajo de ésta otra, otra más y así sucesivamente; cada nueva lectura revela detalles que habían pasado desapercibidos; cada página tiene un subtexto camuflado: hay tal cantidad de guiños literarios, artísticos, políticos, sociales, etc. que es materialmente imposible trasladarlos al celuloide.

Dicho esto, comentar que Zack Snyder es un director con talento, como ya demostró en la hiperbólica 300 y, anteriormente, en su opera prima El amanecer de los muertos, el excelente remake de La noche de los muertos vivientes, cuyos diez primeros minutos, un prodigio de tensión dramática, garra y eficacia narrativa, son de lo mejor que se ha visto en una pantalla en los últimos años.
Snyder repite la jugada y vuelve a demostrar su buena mano para las intros: si en El amanecer de los muertos conseguía poner los pelos de punta con los créditos iniciales a ritmo de When the Man Comes Around de Johnny Cash, en Watchmen utiliza una profética The Times They Are a-Changin' de Bob Dylan para ilustrar, en una demostración de síntesis narrativa, el auge y caida de los Minutemen, y contextualizar la trama del film.

Visualmente el film es excelente, en especial las escenas en Marte, y aunque algunos críticos han reprochado a Snyder el abuso del Bullet Time (la ralentización de las imágenes que Matrix puso de moda) y una "espectacularización" excesiva, lo cierto es que la película recrea el ambiente del cómic original de una manera muy respetuosa. Respecto al casting pienso que en general es un acierto, especialmente los papeles de Billy Crudup (Dr. Manhattan) y de un impresionante Jackie Earle Haley (Rorschach).

En cuanto a la narración, hay que decir que fluye de manera muy natural y sin tiempos muertos, a pesar de sus dos horas y media largas de duración e incluso el cambio de final resulta muy coherente con el resto de la película y me parece una mejora (¡Sacrilegio!) respecto del original. Hay que agradecerle también al director que haya renunciado a "infantilizar" el film, tendencia desgraciadamente muy habitual en las películas basadas en cómics, en favor de una perspectiva más "adulta".

En definitiva: Watchmen es una película notable y Snyder ha llevado a cabo posiblemente una de las mejores adaptaciones que se podían hacer, aunque habrá que esperar al Director's Cut en DVD (que superará las tres horas) para corroborarlo.



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