domingo, 4 de marzo de 2012

Fargo Rock City: Hair Metal en la América profunda

Chuck Klosterman es uno de los críticos musicales más conocidos en USA. Autor de numerosos libros, de los cuales el único que se habia publicado aquí hasta el momento es Pégate un tiro para sobrevivir, un cáustico e hilarante viaje (a medio camino entre el reportaje periodístico y las memorias personales) por los lugares donde murieron figuras destacadas del Rock (Buddy Holly, Lynyrd Skynyrd, Kurt Cobain, etc.). A finales del año pasado se editó su segundo libro en castellano, "Fargo Rock City", publicado originalmente en 2001, una obra realmente inteligente y profunda, aunque de entrada pueda no parecerlo.


Si en el anterior post hablaba de Mil violines, "Fargo Rock City" vendría a ser su reverso oscuro, porque está centrado en uno de los géneros musicales más menospreciados y vilipendiados de la historia, el Hair Metal (o Glam Metal), con los piezas de Mötley Crüe como abanderados. Si Kiko Amat habla desde el apasionamiento de todas aquellas canciones que han marcado su vida, Klosterman, que fue un fan declarado del género,  también recurre al apunte biográfico, aunque aborda el tema desde una perspectiva más, digamos, antropológica.


Su tesis principal viene a ser: ¿Que el Hair Metal es un género impostado, prefabricado y, presuntamente, infame desde un punto de vista musical? Probablemente lo sea, ¿Y? ¿Dónde está el problema? Klosterman viene a decir que la de los géneros ý los gustos musicales es una cuestión puramente subjetiva.


...los intentos por categorizar cualquier cosa (grupos de Rock o lo que sea) tiene que ver más con las percepciones personales que con la realidad. Por supuesto la percepción es la realidad. Y es dentro de ese constructo de realidad impulsado por la percepción donde comenzamos a ver la relación entre el heavy metal y los invididuos que lo escuchaban... Lo que la musica "significa" depende casi en exclusiva de los individuos que la venden y de los individuos que la compran, no de los individuos que la crean.
  
Así planteado, podríamos pensar que "Fargo Rock City" es un tratado de sociología  Pop y, aunque en parte lo es, eso no quita que se trate de un libro divertido y muy ocurrente. Klosterman escribe con mucha gracia y su estilo irónico y chispeante en ningún momento resulta forzado. Y no lo es porque Klosterman no analiza el fenómeno Hair Metal desde la perspectiva de un crítico, sino que se pone en la piel del fan para explicar por qué el Hair Metal fue importante.


Visto en retrospectiva probablemente el Hair Metal parezca ridículo (bueno, probablemente no, seguro). Sólo hay que repasar algunos de los videoclips de la época, cruelmente maltratados por el paso del tiempo: el mundo postapocalíptico, plagado de chatis de melenas crepadas, de Lick it Up de Kiss (¿será asi el fin del mundo en 2012? Me apunto); el macarrismo en estado puro de Girls, Girls, Girls de Mötley Crüe o la intoxicación por laca que puede provocar I Want Action, de Poison.


Pero en los años 80 las cosas eran diferentes y Klosterman nos cuenta lo que sentía cualquier adolescente de Fargo (Dakota del Norte) o de cualquier otro pueblo o ciudad pequeña del Midwest americano.


La década de los ochenta, una época continuamente descrita de manera engañosa por escritores que evidentemente no vivieron la adolescencia típica… En su empeño por pintar los ochenta como un lustroso erial capitalista, los escritores contemporáneos tienden a ignorar lo anodinas que eran en realidad las cosas… La mayor influencia sobre nuestras vidas fue la inescapable MONOTONÍA de todo… Mötley Crüe estaban hechos para vivir en aquel tipo de mundo. "Shout at the Devil" se adhería a un vórtice social de pragmatismo resabiado; por lo tanto era el mejor disco que mis amigos y yo habíamos escuchado jamás.


El Hair Metal fue, fundamentalmente, una vía de escape que ofrecía transgresión, glamour, diversión y promesas de sexo increible con mujeres despampanantes. La idea es que esas canciones, a través de los videoclips que emitía a todas horas la MTV, ofrecían fantasia, un puente hacia una vida imaginaria donde la justicia poética era posible; We're Not Gonna Take It, de Twisted Sister, sería un buen ejemplo de todo ello. Bueno, de todo menos del sexo: feos y con pintas de travestidos, no hubieran tenido mucha credibilidad en este aspecto.


La verdad es que "Fargo Rock City" es un libro redondo. Ni siquiera es necesario haber sido fan del Hair Metal para disfrutarlo, aunque si se conoce mínimamente el género resulta mucho más divertido ver las respuestas a cuestiones como: ¿Por qué los grupos de Metal no utilizaban teclados?  ¿Shout at the Devil es un álbum conceptual? ¿Qué relación existe entre el Hair Metal y el diablo? ¿Por qué son mejores Van Halen que Sonic Youth?


Una perla final: En un momento del libro Klosterman hace una clasificación del tipo de mujeres que preferían los grupos a partir de las letras, los videos y el talante en general de sus miembros. Un pequeño extracto que da una idea del humor de Klosterman:


Poison: Chicas traviesas; chicas de pueblo; buenas chicas echadas a perder
Kiss: Cualquier chica que no estuviera muerta
Iron Maiden: Chicas muertas
Judas Priest: Chicos
Metallica: Nada de lo precedente.
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