sábado, 6 de marzo de 2010

Cosas que los nietos deberían saber: la música como catarsis


Mark Oliver Everett, tambien conocido como "Mr. E" es el líder de Eels, un grupo pop norteamericano que en su momento logró una considerable repercusión popular con Novocaine for the soul y My Beloved Monster, dos de los temas de su disco de debut, Beatiful Freak (1996). Aunque no han vuelto a repetir el éxito masivo de su opera prima, se han convertido en un grupo de culto y sus posteriores trabajos han mantenido un alto nivel de calidad y originalidad.

No se puede decir que Mr. E sea un tipo con suerte: una existencia complicada, trufada de relaciones sentimentales tormentosas, problemas personales y el fallecimiento prematuro de personas muy cercanas (sus padres, su hermana, su manager, su prima) han marcado su vida como individuo y como músico. Todo ello se refleja en Cosas que los nietos deberían saber, la singular y muy interesante autobiografía de Everett que, como afirma el escritor argentino Rodrigo Fresán en el (excelente) prólogo:

...es el mejor libro de autoayuda que no intenta ayudar a nadie pero que lo consigue casi sin proponérselo... Aquí estamos y sí, están tocando nuestra canción, nuestras canciones. Leámoslas para oirlas sonar. Así suenan. Suenan tristes pero suenan tan bien. Crean en todo lo que van a leer aquí. De verdad.

Una familia disfuncional, rebeldía adolescente, problemas en la escuela, dificultades a la hora de relacionarse... Esto suena casi como un tópico y ya lo hemos visto/leído un millón de veces anteriormente; Mr. E no resulta, pues, demasiado original aunque con una diferencia respecto a otros casos: una necesidad imperiosa e irresistible de componer canciones porque,

...me encantaba hacerlo, incluso aunque nadie fuera a escucharlo. Pero también había algo que quería comunicar a la gente y fuera del marco de una canción no se me daba bien, así que seguía siendo importante intentar que se me escuchase.

Por eso Everett decidió marcharse de casa a los veintiún años para mudarse a Los Ángeles, donde sobrevivía con trabajos basura que le permitían dar rienda suelta a su fiebre creativa y devorar los discos de los músicos que formaron parte de sus (exquisitas) influencias, como Prince, Portishead, Nirvana, Bob Dylan, Johnny Cash, Tom Waits, Ray Charles, Liz Phair o Randy Newman.

Un encuentro casual con John Carter (su futuro manager), entonces cazatalentos de Atlantic Records, posibilitó su fichaje por la compañía Polydor y la grabación sus dos primeros trabajos, todavía en solitario: A man called E, cuyo single, Hello Cruel World, tuvo bastante éxito en las emisoras universitarias y alternativas, y Broken Toy Shop que pasó prácticamente desapercibido, Este hecho, junto con los problemas que atravesaba la compañía, provocaron que no se le renovara el contrato.

Poco después, ya como Eels, se produjo el fichaje por Dreamworks Records y el lanzamiento de Beatiful Freak, el disco que les catapultó a la fama, casi por casualidad y sin proponérselo, en pleno apogeo del Grunge y el Rock alternativo. Lamentablemente Mr. E no pudo disfrutar demasiado de la situación a causa del suicidio de su hermana Liz y de su rechazo a los aspectos más comerciales del Show Business.

Me di cuenta de que la gente de mi entorno estaba más preocupada por vender discos que por cualquier otra cosa. Era bueno que la discográfica demostrase interés, sobre todo después de mi experiencia anterior, pero cada vez que oía a uno de los músicos de la banda hablar de la ciudad a la que íbamos como de un "mercado" se me revolvía el estómago... La supuesta cultura "alternativa" trajo consigo una fea constatación: en realidad no era alternativa en absoluto. Estaba a la venta igual que cualquier otro producto comercial. Era una rebelión en contra de nada.

Sus dos trabajos posteriores, Electroshock Blues y Souljacker fueron discos oscuros y difíciles, consecuencia de los efectos que produjeron sobre Mr. E su agitada vida y la enfermedad de su madre. A pesar de las excelentes críticas recibidas, sus cambios de registro de un disco a otro desconcertaban a sus seguidores y la discográfica le presionaba también para que hiciera discos más comerciales, aunque Everett nunca ha sido un artista acomodaticio.

No sólo la discográfica no estuvo especialmente contenta con Souljacker: a muchos de nuestros fans de anteriores discos tampoco les hizo demasiada gracia al principio... Es lo que tienen los fans. Si les gusta algo de lo que haces y no lo repites, a veces se sienten defraudados... ¿Por qué diablos querrá nadie que todo sea igual todo el rato? Uno puede volver a escuchar Daisies of the Galaxy siempre que quiera. No tengo por qué volver a grabarlo... Lo que pasa es que tengo cosas en mi interior que quiero sacar a la luz. Si sólo te gusta un tipo de música, lo siento pero la vida es demasiado corta... Si quieres lo que esperabas ¿por qué no grabas tu propio disco, eh? Déjame a mí que haga el mío.

La trayectoria vital y musical de Mr. E ha continuado siendo, hasta hoy, una montaña rusa con momentos alegres y momentos tristes (los más), siempre con la música presente como válvula de escape, como catarsis contra las penas y los malos rollos. A pesar de todas las circunstancias adversas que se narran (aunque tamién hay espacio para anécdotas divertidas y surrealistas), el libro acaba siendo una una celebración de la vida como algo que, al fin y al cabo, vale la pena experimentar.

Quizá consiga escapar a los demonios familiares, quizá no: no lo sé. Pero puedo decir que estoy orgulloso de haber llegado hasta aquí, y si el viaje acaba aquí... pues no ha estado nada mal. Unos cuantos bajones importantes, pero otros cuantos subidones de cuidado, ¿no? Vuelvo a pensar en lo que dijo mi padre pocos días antes de morir, que había vivido una buena vida... He sobrevivido a las malas rachas y disfrutado de las buenas. En serio, gente. Ahora es cuando de verdad vivo.

Sólo me queda decir que Cosas que los nietos deberían saber es un libro absolutamente recomendable. No se trata solamente de la autobiografía de un músico talentoso, rara avis y fiel a si mismo, sino también de una excelente reflexión sobre los procesos de creación y composición musical y de las dificultades, a todos los niveles, que conlleva el hecho de ser ARTISTA (así, con mayúsculas), esa palabreja tan denostada hoy en día.


Oliver Everett, M. Cosas que los nietos deberían saber. Blackie Books. Barcelona, 2009

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