miércoles, 9 de noviembre de 2016

Festival In-Edit Beefeater 2016











 Catorce ediciones ya del In-Edit Beefeater, mucho mérito para un festival de estas caracteristicas. Este año homenaje a los 40 años de Punk y documentales atractivos y de todo pelaje, como siempre.


Supersonic




No me importan los aspectos musicales, eso se lo dejo al grupo, yo me limito a salir ahí fuera, coger el micro y molar un montón.


El que quizá era, junto con "Gimme Danger", uno de los documentales más esperados del festival, con pases prácticamente a diario y varios sold-out, no decepcionó. Centrado en la etapa de esplendor de la banda (1991-96), "Supersonic" es, a pesar de su duración (dos horas), una película muy entretenida y dinámica, mérito de un montaje excelente, a la par que bien hilvanada y tremendamente divertida.

Si el motor creativo de la banda era la rivalidad entre los dos hermanos, el catalizador de la trama se fundamenta también en los testimonios de Noel y Liam, aunque siempre en off, pues no llegaron a coincidir en ningún momento. A través de ingeniosas, y a menudo hirientes, réplicas y contraréplicas, como si se tratara de una comedia de Billy Wilder, se va dando forma a la historia de la banda desde sus inicios y el inesperado fichaje, pura chiripa, por Creation Records hasta su cenit como formación, en el gigantesco Festival de Knebworth

Si alguien pensaba que los Gallagher son unos gilipollas de hiperbólica autoestima, desde luego el film no predispone demasiado a cambiar de opinión, aunque sí es verdad que los testimoniales, principalmente de su madre y de su hermano mayor, humanizan su figura e incluso en algunos momentos se puede llegar a empatizar con ellos.

Algunas reseñas hablan de documental "indulgente", no lo veo así: en ningún momento se obvian los trapos sucios (drogas, follones con la prensa, peleas...), aunque el documental tampoco sea especialmente amarillista. Como decía antes, no pretende ofrecer una imagen amable del grupo, es más, los hermanitos son plenamente conscientes de ser unos capullos y sorprende la naturalidad con la que abordan su relación de odio/odio, se lanzan sangrantes pullas diferidas y narran sus incruentas peleas como si fuera lo más normal del mundo.

Notable documental, imprescindible para fans del grupo.



Sin Permiso




La ordenanza de civismo, la ley de seguridad ciudadana... Todo este tipo de leyes están pensadas para que la gente se resigne, para que esté callada en su casa. 


Película de indudable interés sociológico, más que musical, que a partir de la sistemática persecución que sufren los músicos callejeros en Barcelona aborda un tema candente, como es la gerintrificación de la ciudad y su progresiva transformación en una especie de parque temático para turistas.

Ciertamente el documental pone el dedo en la llaga, hace reflexionar y plantea preguntas incómodas acerca de los derechos cívicos, la "propiedad" del espacio público y el papel que juegan en todo esto las administraciones, que parecen más preocupadas en promocionar la "marca Barcelona" que en el bienestar de sus ciudadanos.

A pesar de los escasos medios, es un film prácticamente de "guerrilla" y de su largo proceso de gestación, empezó a rodarse hace más de tres años, es una producción francamente interesante y de contundente mensaje.



Keith Richards Origin of The Species




Era un fanático de los aviones y me encantaban las maquetas de Airfix: el Avro Lancaster, el Spitfire... A pesar de que ponía todo mi empeño, nunca conseguía que me quedaran bien. Pero me gustaba la cola.


Para Julien Temple Barcelona es ya como su segunda casa, ni recuerdo las veces que ha estado en el Festival: en 2009 con "Oil City Confidential", en 2012 en el ciclo homenaje a su carrera, el año pasado presentando "The Ecstasy of Wilko Johnson" y ejerciendo de DJ...

En 2016 ha vuelto de nuevo, esta vez con "Keith Richards: Origin of the Species" debajo del brazo, una película que forma parte del ciclo "My Generation", producida por la BBC.

Básicamente Temple nos cuenta la vida de postguerra en Gran Bretaña a través de los ojos de Kiz, desde su nacimiento en 1943 hasta 1962, justo antes de los Rolling Stones y de la eclosión de la British Invasion. El documental es muy "Templeliano", lleno de esas referencias culturales a las que nos tiene acostumbrados y con los interludios con canciones, fotografías e imágenes de películas y programas de TV antiguos que son tan de su gusto.

Un film quizá menor y un poco decepcionante a nivel musical, aunque en la presentación el propio Temple comentaba que quería hablar de la persona y no del personaje, pero de interés histórico y con el gran valor añadido de ver al siempre canalla y socarrón Keith Richards contándonos su vida en primer plano.



A Song for You: The Austin City Limits Story




Ya puedo decir que lo he hecho todo en el mundo del Rock'n Roll: ¡Me han invitado a tocar en Austin City Limits!


El documental que sirve de homenaje a "Austin City Limits", el más longevo, y probablemente el mejor, programa musical de la televisión pública norteamericana, es una apasionada declaración de amor por la música.

Cuando se cumplen cuarenta años desde su primera edición, "A Song for You" repasa la historia del programa de la mano del equipo encargado de la producción (director, técnico, productores) y de la nómina de artistas, que es de las que hacen temblar las piernas, que han pasado por su escenario: Willie Nelson, Beck, Radiohead, Pixies, Stevie Ray Vaughan, Pearl Jam, Lyle Lovett, Wilco, Avett Brothers, Emmylou Harris, Alabama Shakes... Su formato, además, supone un reto para los músicos: en riguroso directo únicamente un escenario, público y cámaras, sin overdubs, sin playbacks, sin entrevistas, tan solo música pura, desnuda y a pecho descubierto.

La película hace especial hincapié en los hitos que han ido marcando la trayectoria del programa, como la actuación de Ray Charles, que les supuso un gran salto de calidad y credibilidad, el traslado a un estudio más moderno o su cambio de rumbo desde la música de Texas y el country tradicional de Nashville que emitían al principio, hasta su salto hacia tendencias más "Indie" que les han permitido mantener el interés de la audiencia.

De visionado obligatorio para cualquier amante de la música, independientemente de sus gustos.



Gimme Danger




Un día me senté en la orilla del río y me lié un porro. Me di cuenta de que no era negro y en ese momento tuve claro que quería hacer para las nuevas generaciones de jóvenes blancos lo mismo que estaban haciendo los músicos negros para las suyas.


El anuncio de que Jim Jarmusch estaba rodando un documental sobre los Stooges generó mucha expectación. Y no era para menos: que un director iconoclasta y de culto, que ya había firmado años atras un trabajo excelente ("Year of the Horse") con Neil Young & Crazy Horse, y un grupo legendario y pionero unieran fuerzas, era casi una garantía de algo grande.

Pues al final ni chicha ni limoná. Cierto es que la película está muy bien hecha, que gustará a fans acérrimos, como un servidor, y que aquellos que no los conozcan saldrán del cine con una idea bastante clara de quienes fueron los Stooges y porqué son tan importantes.

Pero en mi opinión el documental tiene tres defectos.

El primero, bastante menor si se quiere, es el no contar prácticamente nada nuevo, aunque era difícil tratándose de una banda sobre la que se ha dicho y escrito mucho y de la que existe muy poco material de archivo.

El segundo es que de alguien como Jarmusch esperaba algo más rompedor formalmente y, en cambio, ha entregado una obra muy pulcra y académica, muy de cánon y poco "autoral".

Y el tercero es que es autocomplaciente y amable en exceso. No me gustan las aproximaciones sensacionalistas ni que se hurgue en los aspectos más escabrosos de los artistas porque sí, pero la actitud nihilista y Punk avant la lettre de los Stooges en plena época hippy, y la dificultad que entrañaba manejarles, forma parte intrínseca de su identidad. Eso es buena parte de lo que los hace especialmente atractivos y creo que queda bastante diluido, hasta tal punto que nos encontramos a un Iggy Pop que parece la madre Teresa de Calcuta, hablando casi de una conspiración global que les hizo fracasar.

Documental correcto en el que Jarmusch lleva a cabo una aproximación muy desde la óptica del fan, que tampoco me parece mal, pero que me ha dejado con la sensación de promesa incumplida. El eterno problema de las expectativas.



Lo que hicimos fue secreto




En aquella época no había un duro. Y como no había un duro se hacía todo de una manera muy desinteresada. Éramos muy brutos pero también muy inocentes, lo que hacíamos era muy puro.

La película de David Álvarez ganó el premio al mejor documental nacional con una película de "tesis", que tiene algún punto en común con "Sin Permiso". El director nos cuenta su visión del nacimiento del Punk en Madrid, desde su tímida génesis en el seno de la Movida, hasta su mayoría de edad, con una escena Punk-Hardcore, aunque minoritaria, muy bien organizada y profundamente vinculada a diferentes movimientos sociales.

El film tiene una factura excelente, con testimonios que dan mucho juego, especialmente Nacho Canut en plan diva viperina, la siempre estimulante Ana Curra o Ramoncín recordando su época como rey del pollo frito. Ofrece también muchos focos de atractivo más allá de lo estrictamente musical: excelente material de archivo; apuntes sociológicos y políticos que ayudan a entender cómos y porqués de algunos aspectos de la transición (paradójico ver a Felipe González con chaqueta de pana); el Rastro como aglutinador y catalizador cultural o el hecho de poder recuperar la figura del añorado Tierno Galván.

Aunque si hubiera que definir el documental con una frase corta yo hablaría de elogio del "hazlo tú mismo" (DIY), uno de los principios fundacionales del Punk, del espabilarse sin esperar a que otros lo hagan por tí y, sobre todo, de apología del compromiso, social y político, con aquello en lo que uno cree.

Excelente trabajo.



I Am Thor




Joder, he viajado miles de kilómetros para estar aquí. Pensaba que cuando me presentara los fans se abalanzarían sobre mí  para pedirme autógrafos y todo lo que he conseguido es un: "Ah, vale"


La gran sorpresa del festival ha sido este film de Ryan Wise, que ha terminado llevandose el premio del público y que vendría a ser el reverso cómico de "Anvil", con la que tiene evidentes paralelismos aparte de la nacionalidad de sus protagonistas. Si aquella llegaba al corazón del espectador a través de la emoción, "I Am Thor" lo hace mediante el humor, la exaltación del bizarrismo y el sentido de lo absurdo.

Más "Spinal Tap" que la propia "Spinal Tap", la película narra la carrera artística de Jon Mikl Thor desde los años 70 hasta la actualidad. Culturista, stripper en Hawai y aspirante a estrella del Glam Metal, su trayectoria está trufada, a modo de palos en las ruedas, de incidentes surrealistas, situaciones inverosímiles y pura mala suerte. Pero Thor, inasequible al desaliento, no ceja en su intento de conseguir la tan esquiva fama y al final encontrará su Nirvana particular en Escandinavia, qué mejor lugar tratándose del hijo de Odin.

Wise trata a su criatura con mucho cariño que, aunque a menudo no parece ser muy consciente de la realidad, jamás pierde ni el sentido del humor ni el espíritu de lucha. El film está plagado de momentos antológicos: su aparición en la Comic Con de San Francisco, el gag recurrente del cinturón de calaveras, el descacharrante episodio de las puertas automáticas en el aeropuerto o la llegada al festival en Finlandia. Mención especial al batería Mike Favatta, un entertainer nato que, si le faltara trabajo como músico, podría ejercer de humorista perfectamente.

Seria candidata a mejor comedia del año.




domingo, 9 de octubre de 2016

Calella Rock Fest 2016


Y a la tercera fue la vencida: tras dos intentos fallidos, al final he podido disfrutar en vivo y en directo del Calella Rock Fest. He de decir que me encanta este formato de festival: pequeño y en sala, fuera del circuito veraniego, eminentemente rockero y que suele recurrir no a vacas sagradas pero sí a nombres conocidos de la escena Rock: carteles que aúnan bandas consolidadas de culto, grupos jóvenes y artistas veteranos que conservan su calidad pero para los que ya pasó su momento álgido de popularidad. Un estilo similar al ya extinto, y añorado, Serie Z de Jerez.

La verdad es que esta edición 2016 me ha parecido excelente: gran nivel musical y, por lo que se puede intuir, ha tenido una buena respuesta del público. Vamos a ello.

No pude ver a los gaditanos Electric Alley, pero los comentarios sobre su directo fueron de lo más positivo, cosa nada extraña tras escuchar su disco "Get Electrified", un auténtico pepinazo de Hard Rock clásico.


Stonerider


Ganas de ver a Stonerider, cuyo disco "Hologram" ha sido toda una sorpresa, por partida doble: a causa de su enorme calidad y por el giro estilístico que les ha llevado del rock clásico de sus inicios a una mixtura Southern/Psicodelia/Prog en el que brilla especialmente la guitarra de Matthew Tanner.




En directo son bastante siesos, muchos grupos de onda sureña ya lo tienen esto, aunque hay que reconocer que su propuesta, que tira mucho hacia la creación de atmósferas, tampoco da para hacer Stage diving ni patear instrumentos, pero sonaron increiblemente bien y se confirmó que Tanner es un crack. Tocaron "Hologram" prácticamente al completo con "Elevator Operator", "Sleepwalking Awake" y la grandiosa "Your Chains" (probablemente mi canción favorita de lo que llevamos de año) como temas más destacados. Grupo al que habrá que seguir de cerca.


Joe Lynn Turner


Me lo pasé francamente bien pero, visto objetivamente, da un poco de pena (y de rabia también) que un cantante del nivel de Turner y que tiene un currículum más que respetable recurra a argucias de dudosa elegancia para obtener el aplauso fácil.



Y es que oírle cantar "Man on the Silver Mountain", "Long Live Rock'n Roll", "Perfect Strangers" o "Smoke on the Water" (¿era realmente necesario?) producía bastante estupor. Afortunadamente, la banda que lo acompañaba, los suecos Dynazty; resultaron ser músicos más que solventes y con una presencia escénica imponente (la genética nórdica ayuda, desde luego), que solo hubiera faltado traer un grupo de saldo. Entre eso y que tuvo a bien cantar, estas sí con todo el derecho del mundo, "Death Alley Driver", "Stone Cold", "I Surrender" o una sorprendente "Miss Mistreated", el propio Turner comentó que no acostumbraba a cantarla, el saldo acabó siendo favorable. Mr. Turner, de cara a próximas visitas, mire de cambiar el setlist y, por ejemplo, incluya temas del Hughes & Turner Project, que había algunos bien chulos. Y puestos a hacer versiones, haga algunas de "Under Cover", que estaban bastante bien. Las verbenas para Sant Joan y ya.


Backyard Babies


Tras su "retirada" en 2010, los Babies han vuelto con energías renovadas y Dregen de nuevo a bordo. Su concierto, que cerró la primera jornada del festival, fue estupendo: sonaron como un cañón (la sonorización de la batería es de las mejores que he oído últimamente) y en canciones como "Brand New Hate", "Star War", "Highlights" o "Look At You" se salieron. 



Además estuvieron pletóricos en actitud y entrega, aunque a Dregen esa nueva estética entre Rocky y un delincuente juvenil británico no le acaba de sentar bien. Puestos a poner peros, el setlist no me acabó de convencer, aunque quizá el problema sea mío. Sea como fuere, es quejarse de vicio, por mí que vengan cada semana.



De la segunda jornada me perdí a Imperial Jade (no se puede estar a todo), otros de los que también me hablaron bien.


Ben Poole


Con Ben Poole me pasa un poco lo mismo que con el Oli Brown pre-Raven Eye, Laurence Jones u otros bluesmen salidos de las Islas Británicas: técnicamente son brillantes, pero son tan guapos, jóvenes, aseados y, a veces, tímidos en el escenario, que no me acaban de llegar.



De lo anterior podría deducirse que para tocar blues tienes que ser viejo, feo y, preferiblemente, negro, pero no sería eso, es más una cuestión de, llamemosle, feeling. Como decía antes, de técnica va sobrado: la versión que se marcó de "Have You Ever Loved a Woman" de Freddie King fue espectacular, pero sus propios temas resultaban bastante anodinos y, en cierto modo, demasiado "blandos". De todas maneras es un músico joven y al que se le prevé un brillante futuro a la que vaya ganando tablas y mejorando en aspectos compositivos.


Ten Years After


Sin Alvin Lee, Ten Years After no son tales, en eso creo que estaríamos todos de acuerdo, pero puestos a buscar un sustituto, no se me ocurre nadie mejor que Marcus Bonfanti, todo un talento. Si antes hablábamos de la excesiva "limpieza" de algunos bluesmen británicos, en este caso es todo lo contrario: toneladas de carisma y presencia escénica al servicio de una voz profunda e incendiaria guitarra.



Liderados por Bonfanti (su solo en "I Want To Change the World" fue espectacular) y con el buen hacer de Ric Lee, Chick Churchill (los dos supervivientes de la banda original) y el ex-Whitesnake Colin Hodgkinson, TYA nos regalaron otro bolo estupendo, con temas legendarios como "One of These Days" o "Me and My Baby". El, inevitable en estos casos, solo de batería cortó un poco el ritmo del concierto, pero la recta final con, "Love Like a Man", "I Say Yeah", "Good Morning Little Schoolgirl", "I'm Going Home" y "Choo Choo Mama" en el bis fue demoledora. Ciertamente, gallina vieja hace buen caldo y todavía más si metemos también a un gallo joven.


Michael Monroe


Michael Monroe, definitivamente, juega en otra liga. Este hombre es incapaz de dar un mal concierto: vendrá con bandas mejores o peores; tendrá buen o mal sonido pero, sean cuáles sean las circunstancias, lo borda siempre. De todas las veces que lo he visto, unas cuantas ya, diría que esta ha sido de las mejores. En este caso, además, con un sonido estupendo y probablemente la mejor banda que ha tenido: una máquina perfectamente engrasada y que, a día de hoy, le puede patear el culo a cualquiera.








El setlist fue tremendo, una combinación de temas de todas sus épocas: "Motorvatin'", "Hammersmith Palais", "Malibu Beach Nightmare", "Dead, Jail or Rock'n Roll", "Man with No Eyes"... Canciones de sus últimos discos, que no desentonan para nada y van camino de convertirse en imprescindibles: "Trick of the Wrist" "This Ain't No Love Song", "Ballad of the Lower East Side", "Keep Your Eye on You", "Under the Northern Lights", (durante la cual intercalaron fragmentos de "Now I'm Here", de Queen y "Who Are You" de los Who), "Child of the Revolution"... Y, finalmente, las consabidas versiones, en este caso "Up Around the Bed" de la Creedence y "I Wanna Be Loved", de los Heartbreakers: Un concierto apoteósico con un Monroe hiperactivo e incansable, que casi desmonta el escenario a hostias cuando ya había terminado el bolo. Si su secreto es la leche de soja que estuvo bebiendo durante el concierto, desde mañana no voy a tomar otra cosa.

Excelente epílogo, pues, para este fantástico festival del que no se puede decir nada malo: cómodo, muy bien comunicado y a tiro de piedra de Barcelona, excelentemente organizado (los horarios se cumplieron a rajatabla), precios de bebida y comida imposibles de ver, por baratos, en otros eventos y un sonido rozando la perfección.

Esperemos que, además del artístico, el balance económico sea favorable, los números salgan y el festival nos dure muchos años, que buena falta nos hace.


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