domingo, 28 de junio de 2009

Deconstruyendo al Sargento Pimienta


...La cultura popular es esencialmente urbana y propia de la gran sociedad industrial, a la que afecta en su totalidad, y no puede comprenderse si no es en su relación simbólica de conflicto con respecto a una “alta cultura” –igualmente indefinible si no es por contraste con la cultura popular– que se deriva de las restricciones de acceso a la educación profesional superior de una parte mayoritaria de la población.
José Luis Pardo


Esto no es música. Introducción al malestar en la cultura de masas, es un denso y estimulante ensayo de José Luis Pardo (Madrid, 1954), profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid y autor de diversos libros, entre los que destaca La regla del juego, con el que ganó el Premio Nacional de Ensayo en el año 2005.

Con la ya mítica portada del disco Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band como leit motiv, Pardo mete en una coctelera a, entre muchos otros, The Beatles, Oscar Wilde, Don McLean, Nietzsche, Marilyn Monroe, Bob Dylan, el Coyote y el Correcaminos, Karl Marx, Jack el Destripador, Kant, Charles Chaplin o la emperatriz Sissi y, con estos elementos, hilvana un extenso discurso sobre la génesis, desarrollo y consolidación de la cultura popular y de su, ya clásica, dicotomía con la alta cultura.

El autor se sirve del tracklist del disco Abbey Road y de referencias constantes a la canción American Pie (de Don McLean) para crear un hilo conductor y plantear a lo largo del texto diferentes juegos de dualidades: Jack el destripador vs. las prostitutas; la emperatriz Sissi vs. Luigi Lucheni (su asesino); la escuela Rafaelita vs. los Prerrafaelitas; esencia vs. apariencia; copia vs. simulacro; el Dr. Henry Higgins y la vendedora ambulante Elizabeth Doolittle (de la obra Pigmalion, de George B. Shaw) o la caverna (de Platón) vs. The Cavern (local donde debutaron The Beatles).

A fin de cuentas, afirma Pardo, la dialéctica entre alta y baja cultura no es otra cosa que un reflejo de la (hoy en día tan mal vista) lucha de clases. La cultura popular surgió como una reivindicación del derecho a la DIVERSIÓN que, en algunos casos, fue el embrión de algunos avances sociales: la relajación de las costumbres en la Inglaterra victoriana, la lucha por los derechos civiles en EE.UU., etc.

Esos eran, por desgracia, otros tiempos: la difuminación de las fronteras entre alta cultura y cultura de masas, la consolidación del paradigma postmoderno, el darwinismo social reinante y el culto al dios mercado han hecho que gran parte de la producción y la distribución de objetos culturales haya pasado progresivamente a manos de los medios y, por lo tanto, casi toda la gestión simbólica de las sociedades se canaliza a través de la industria y el mercado. Todo ello ha despojado a la cultura popular de su componente transgresor, de ahí el subtítulo del libro: Introducción al malestar en la cultura de masas.

Sólo nos queda la diversión: divirtámonos, pues, hasta morir. Pura filosofía Pop.

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